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domingo, 18 de diciembre de 2011

SEGÚN LOS EXPERTOS EL 33% DE LOS CONDUCTORES SUFREN AMAXOFOBIA (MIEDO A CONDUCIR)

Pocas personas saben lo que significa el término AMAXOFOBIA, quizá tú seas amaxofóbico y no eras consciente de que tu problema o miedo tenía un nombre específico.Un amaxofóbico cuenta su experiencia de la siguiente manera: “Tengo el carnet desde hace mucho tiempo y solo cojo el coche si es absolutamente necesario" " Cuando pienso que puedo tener un accidente me quedo sin respiración, es como si me oprimiera el pecho" "Si monto en el coche tengo unas terribles ganas de huir de ahi" 

“Amaxofobia” es un término compuesto por amaxos, que significa “carruaje”, y fobia, que todo el mundo sabe lo que quiere decir. Quienes padecen amaxofobia sienten miedo irracional a conducir. Según recientes estudios, cerca de un 33% de las personas que conducen sienten miedo y ansiedad al hacerlo, aunque de una manera más o menos controlada.

Este porcentaje, llega a alcanzar el 54% cuando los conductores tienen algún signo de ansiedad, en diferentes grados, cuando se sientan delante del volante. Aunque un dato optimista es que solo un 4% de los conductores desarrollan un miedo tan incapacitante que les impide coger un coche

La amaxofobia afecta más a las mujeres que a los hombres en una proporción de 2 a 1, el 64% de los afectados son mujeres frente a un 36% en el caso de los hombres. Por lo que respecta a la edad, el mayor porcentaje de afectados se da entre mujeres de entre 30 y 40 años. Esto responde al hecho de que las mujeres conducen con una mayor prudencia, están más alertas y esto les genera ansiedad (sobre todo cuando llevan niños en el vehículo o cuando por circunstancias previas tienen una mayor predisposición a la ansiedad) Sin embargo los hombres tienden a padecerla más cuando han ingerido alcohol o cuando están bajo tensión psicológica.

Factores externos que influyen en la aparición de la AMAXOFOBIA: 

- Mala climatología 

- Densidad del tráfico 

- Nocturnidad 

- Poco o nulo conocimiento de la vía o carretera por la que se conduce 

La sintomatología que presentan las personas aquejadas de amaxofobia puede resumirse en lo siguiente: 

- Ansiedad e incluso angustia. 

- Pesadillas anteriores e incluso posteriores al viaje. 

- Sudor de manos. 

- Temblores. 

- Molestias estomacales. 

- Visualización mental de accidentes. 


Pero ¿Qué causas originan este trastorno? Depende de cada caso aunque se pueden englobar en dos grandes bloques: como consecuencia de un estrés postraumático, es decir, tras haber presenciado o sufrido un accidente de tráfico; o que tengamos un trastorno de tipo ansioso anterior a la fobia, donde las manifestaciones físicas (palpitaciones, temblores, mareos, etc.) y psíquicas (nerviosismo, ideas negativas y catastróficas, etc.) se manifiestan mientras conducimos y hace que toda la tensión anterior”

Importante: El miedo es una reacción natural de nuestro cuerpo ante la anticipación de un peligro (sea real o no) Los amaxofóbicos aprenden a tener miedo de situaciones que creen peligrosas pero en realidad son neutras. Tener eso claro es comenzar a descubrir la irracionalidad del miedo. Luego, será útil conocer las situaciones que producen miedo para combatirlo.
La única fórmula milagrosa contra la amaxofobia consiste en trabajar el miedo. Según la gravedad del caso, puede ser imprescindible la ayuda de un especialista.

CLAVES PARA DISTINGUIR SI TU HIJO ES DESOBEDIENTE O SIMPLEMENTE UN NIÑO

(Por USP Hospitales)
No siempre la negativa de un niño a hacer una determinada cosa implica que el menor sea un desobediente. La psicóloga infantil, Catalina Bríñez, del Centro Médico USP Fuengirola sostiene que muchos padres creen que sus hijos están forjando una actitud desobediente y no son conscientes de que son ellos mismos los que están manteniendo la conducta desobediente de su hijo. “Incluso puede darse el caso de que el niño ni siquiera esté desarrollando comportamientos desobedientes aunque pueda parecer lo contrario por sus hechos”, continúa Bríñez. Precísamente, este tema fue tratado en el Taller Divulgativo “¿Por qué mi hijo no me obedece?” celebrado el pasado sábado 19 de noviembre en Centro Médico USP Fuengirola. 

Durante el citado taller se concretaron cuatro síntomas que pueden alertar de un comportamiento desobediente en un niño, sobre todo si se dan varios de ellos: 

- Retrasa el tiempo en realizar algo concreto que se le ha pedido. Por ejemplo se le dice: “María, por favor, recoge la mesa”. Y María no empieza a hacerlo hasta pasados 20 segundos. 

- No interrumpe una actividad que está realizando, a pesar de que se le ha pedido expresamente que deje de hace lo que está haciendo. Por ejemplo, “Carlos, por favor, deja ya de jugar a los videojuegos”. Y Carlos, sencillamente, obvia la orden y no lo hace. 

- Deja de realizar conductas que han sido establecidas previamente como norma. Por ejemplo, Julia no se lava los dientes antes de dormir a pesar de que en casa se ha dicho que todos deben hacerlo todas las noches. 

- Realiza conductas que se le han prohibido explícitamente. Por ejemplo, Juan saca las manos por la ventanilla del coche durante la conducción, a pesar de que explícitamente se le ha prohibido. 

La experta sostiene que este tipo de comportamientos tienden a agravarse con el tiempo cuando no se corrigen. Ahora bien, también advierte de que no podemos acusar de desobediente a un niño cuando se dan algunas de las siguientes circunstancias: 

- Se le dan al niño normas incompatibles: Por ejemplo, el padre dice una determinada cosa, y la madre otra. Mientras la madre le pide que se siente a comer a la mesa, el padre le reclama para que recoja los juguetes. 

- Se le pide que haga varias cosas a la vez: Por ejemplo, se le pide que recoja la mesa y que también haga los deberes. Este hecho puede deberse en muchas ocasiones al propio estrés o estado de agotamiento o ansiedad de los padres, que llegan a perder el control ante los menores. 

- Lo invitamos a romper una norma: Por ejemplo, se le dice al niño “ya sabes que no puedes jugar con ese vídeojuego pero como mamá no está, juega un rato”. 

A pesar de que Catalina Bríñez hace hincapié en la importancia de estudiar cada caso en detalle, insiste en que se puede enseñar al niño a ser obediente, al tiempo que destaca el refuerzo de los comportamientos positivos y las pautas de crianza positiva como uno de los principales instrumentos para forjar en el menor el valor de la obediencia y respeto al adulto.